Microcuentos
DESDE EL CIELO
¿Sabías que las estrellas saben a almendras? La Luna huele a nuez moscada pero sabe a caramelo y las nubes saben a vainilla, una deliciosa crema de vainilla. – Miro hacia abajo y sonrío. – ¿Ves mamá? Espero que aún puedas oírme, te dije que sería feliz en el cielo.
AL BORDE DEL ABISMO...
Respiro profundo aquel olor a muerte que acaricia mi rostro. Sólo hay aire donde debería haber vida; un vacío, efecto secundario de la agonía. Mi corazón sigue latiendo impulsado sólo por la química de mi cuerpo.
No sé si la vida se me escapó por las grietas que me inundan, no sé si se pudre dentro de mí intentando arrastrarme a la nada junto con ella. Respiro profundo aquel olor a muerte… al borde del abismo que ahora acaricia mi rostro y me invita a saltar.
NO TE LLEVAS NADA
“Me dejas, mi vida, viviendo un mundo falto de ti, un infierno”; no.
“Recuerdo en la mañana que ya no estás y siento mi corazón hecho polvo”; no.
“¿Me dejaste y qué me queda? Un cuerpo herido y un alma en pedazos.”; no.
“Te olvido, pero me ahogo en la desolación de tu recuerdo”; no.
“Sólo recuerda que te amo”; eso es.
“De mi no te llevas nada… sólo mi eterno amor”.
ISLA
Después de cuatro meses, dos días y siete horas, Alberto fue rescatado de aquella isla desierta en la que, por precaución, ya había cavado una tumba.
FUE TÚ CULPA
–Fue un homicidio – le dije al doctor – a Camilo lo mataron por mi culpa.
– No fue tu culpa – me repitió por onceaba vez – Fueron los celos los que causaron el accidente.
– No lo entiende doctor. Fue el amor quien lo mató, y al amor lo ayudó la locura, celosa de él que me amara a mí… Pensándolo bien, la culpa sí fue de los celos.